Ciberdelincuencia con IA: cómo los deepfakes, los bots y el phishing marcan el inicio de una guerra digital a escala global


La inteligencia artificial (IA) ya no solo escribe ensayos o crea imágenes: también se ha convertido en un arma. Y en internet, tanto los ciberdelincuentes como las empresas de ciberseguridad la utilizan en un enfrentamiento que marcará el futuro de la red.
Según estimaciones del FBI y el Fondo Monetario Internacional, el cibercrimen costará al mundo más de 23 billones de dólares al año en 2027, una cifra superior a toda la producción anual de China.
La IA al servicio del delito digital
Los hackers han encontrado en la IA una herramienta para multiplicar el alcance de sus ataques:
Phishing con gramática perfecta: antes, los correos fraudulentos eran detectados por errores de ortografía; ahora, los chatbots generan textos impecables.
Deepfakes realistas: fotos, vídeos y audios falsos de directivos o familiares se utilizan para engañar a víctimas en transferencias o chantajes.
Malware generado por chatbots: aunque plataformas como ChatGPT o Gemini tienen filtros, muchos ciberdelincuentes los sortean con facilidad o crean modelos alternativos.
Desinformación automatizada: durante conflictos como el de Israel e Irán, ejércitos de bots inundaron la red con propaganda generada por IA.
Según Shane Sims, experto en ciberseguridad, “el 90 % de un ataque informático ya puede ejecutarse con IA”.
Deepfakes y phishing: las estafas más peligrosas
Desde el lanzamiento de ChatGPT en 2022, los ataques de phishing se han multiplicado por 40 y los deepfakes por 20.
Los ciberdelincuentes usan estas técnicas para suplantar identidades, engañar a empleados de banca y empresas o difundir campañas masivas de manipulación digital.
El mayor problema es la escalabilidad: aunque la IA no ha inventado ataques imposibles para humanos, permite repetirlos millones de veces hasta lograr impacto.
La inteligencia artificial como defensa digital
Pero la IA no solo sirve para atacar. También se está convirtiendo en un aliado de la ciberseguridad:
Detección masiva en tiempo real: los algoritmos pueden analizar millones de conexiones por segundo y descubrir patrones sospechosos.
Parcheo automático: Google anunció que su IA detectó y corrigió una vulnerabilidad que afectaba a miles de millones de ordenadores.
Asistentes de seguridad: Microsoft asegura que su Security Copilot aumenta en un 30 % la velocidad y precisión de sus ingenieros.
La IA, al igual que en los ataques, ofrece lo que ningún humano puede: escala y velocidad.
Una batalla digital sin tregua
Los expertos coinciden en que este nuevo “juego del gato y el ratón” ya no lo libran humanos, sino algoritmos contra algoritmos.
Como advirtió Ami Luttwak, cofundador de Wiz:
“Los defensores humanos serán superados en número 1000 a 1 por ataques automáticos de IA”.
El gran riesgo es que la IA no es infalible: un error en un sistema automatizado de defensa podría bloquear servicios esenciales o incluso un país entero.
Conclusión: un futuro incierto
La ciberdelincuencia con IA marca el inicio de una guerra digital global. Lo que antes eran ataques aislados ahora se ha convertido en una avalancha imparable, mientras las empresas de ciberseguridad aceleran para no quedarse atrás.
El reto es mayúsculo: aprender a convivir en un mundo donde ver un vídeo, leer un correo o recibir una llamada ya no garantiza que sea real.
El Observatorio de Defensa Digital seguirá analizando estos casos para alertar a ciudadanos, empresas e instituciones sobre un futuro donde la frontera entre seguridad y fraude dependerá, más que nunca, de la inteligencia artificial.
Esta noticia ha sido adaptada y comentada por el Observatorio de Defensa Digital.
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